En Etiopía, a ambos lados de la Gran Falla de África, se levantan sendos altiplanos coronados por altas cimas, cuyas elevaciones alcanzan los 4.550 metros en Ras Dashen. Conocidas como las “Ethiopian Highlands” o el “Techo de África” debido a su altitud y gran extensión, estos macizos montañosos tienen su origen en antiguos fenómenos volcánicos.
Su altitud crea un clima templado, sometido a los Monzones, lo que sorprende al viajero que no espera encontrar tanto color verde y abundancia de agua en un país con fama de sequías.
La flora y la fauna de las tierras altas es Afromontana, con una curiosa mezcla de elementos afrotropicales y del Paleártico: monos y antílopes se mezclan con íbices y quebrantahuesos, formando una peculiar mezcla que no se produce en otros países africanos.
Por encima de las selvas y prados de los valles se extienden los páramos de montaña, con frecuencia sometidos a gélidas temperaturas y envueltos en la niebla durante los monzones. Este es el hogar de importantes endemismos. Entre ellos destacan el lobo etíope (Canis simensis, el cánido más escaso del mundo en peligro crítico), el íbice wallya (Capra walie), el babuino gelada (Theropithecus gelada), o el niala de montaña(Tragelaphus buxtoni). Existen al menos treinta especies de aves, veinte de mamíferos, trece de anfibios, y muchas plantas que tan sólo pueden encontrase en estas montañas.
Sin embargo, las tierras altas de Etiopía son también una de las regiones agrícolas de África más densamente pobladas por el ser humano. Los cultivos, el sobrepastoreo y los fuegos amenazan la diversidad biológica de este ecosistema peculiar. Con el transcurso de los años la población ha ido instalándose incluso en el interior de Parques Nacionales como los de las Montañas Bale o Simien, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, creando poblados ilegales, substituyendo el bosque autóctono por eucaliptos, y asustando a la fauna local.
Ello ha llevando al ecosistema a un punto de amenaza crítica sin que la administración haya hecho mucho por buscar una solución, más atareada en otros menesteres. Este año 2015 la UNESCO ha exigido la expulsión de gran número de colonos que se instalaron ilegalmente en el interior de los límites de estas zonas protegidas, para intentar preservarlas.
Las tierras altas de Etiopía acogen el 80% de las montañas más altas de África, lo que ha ayudado al país a protegerse de la conquista extranjera y preservar así una de las culturas más distintivas del mundo. Pero 7.000 años de explotación agrícola están llevando estas tierras al límite del agotamiento. Ahora es el momento de decidir si su protección es viable o si deberán desaparecer bajo el avance de la superpoblación.